Podríamos decir que las personas diseñadoras somos traductoras. Traducimos un idioma técnico de adultos/as, a un idioma sencillo para niños/as, y así llegar al concepto y a la esencia.
Muchas veces sucede, que la persona que solicita nuestra ayuda, sabe lo que quiere transmitir, pero no sabe cómo plasmarlo gráficamente, de una forma sencilla, y que el público lo entienda. Puede ocurrir que un informe de varias páginas la traduzcamos a un solo dibujo. Pero el proceso es muy largo.
Lo primero que debe tenerse en cuenta es conocer qué se espera alcanzar con tal diseño, ya que, aunque pueda tener colores o formas agradables, si no transmite un mensaje claro, no será funcional por muy vistoso o artístico que luzca.
Conceptualizar consiste en definir las ideas base que serán utilizadas para la estructuración de un mensaje gráfico y que a su vez, servirán para orientar las decisiones de diseño. Es importante para conceptualizar hacer un detalle de ciertos elementos sustanciales, como cuáles son los objetivos que se esperan alcanzar a través del diseño, antecedentes de la marca, años en el mercado, tipos de servicios o productos, cuál es el público que se pretende alcanzar (edad, estado socioeconómico, grado académico) y las necesidades de la clientela.
Porque aunque el diseño pueda tener colores o formas agradables, si no transmite un mensaje claro, no será funcional por muy vistoso o artístico que luzca.
A continuación os muestro tres técnicas de conceptualización:
Y aunque las técnicas arriba mencionadas pueden servir de gran ayuda para conceptualizar, las personas diseñadoras muchas veces conceptualizamos naturalmente, y vemos la solución nada más subir a las nubes.
Pero en general conceptualizar es un trabajo muy minucioso, largo, y que solo caminando mucho se llega a la esencia. Y por supuesto, es muy importante no conformarse con la primera idea!