En estos tiempos de COVID y mascarillas hay un colectivo que está sufriendo más que otros. El colectivo de las personas sordas.
Las personas sordas para poder comunicarse con personas oyentes principalemente recurren a la lectura labial y al rezo para que la persona no sorda entienda las limitaciones de entendimiento y pueda vocalizar y hablar despacio, y ya si acompaña su comunicación con algún gesto, la panacea.
A mi, que mis padres son sordos, me está tocando muy de cerca esta problemática a la hora de que ellos se puedan comunicar con otras personas por culpa de las mascarillas.
Ha habido lágrimas en el ambulatorio por la falta de comprensión de las enfermeras, ha habido cabreos en tiendas por falta de entendimiento y más ejemplos con lo que no quiero aburriros.
Todos los malos entendidos han sido por culpa de la mascarilla, que tan necesaria es a la hora de no contagiarnos con este malditu virus como en la barrera de comunicación que se convierte para las personas sordas que, lo vuelvo a recordar, leen los labios de las personas que no saben el lenguaje de signos, que por cierto, es su propio lenguaje y está considerado como un idioma más.
Todavía no hay unas mascarillas transparentes homologadas y a la venta, que además, los que tienes que ponerle la mascarilla transparente no son ellos sino la persona oyente.
Nosotros como sociedad oyente tenemos la obligación de hacer un pequeño esfuerzo a la hora de poder comunicarnos con estas personas al igual que lo hacemos con cualquier extranjero que nos pregunta por algún lugar de nuestras ciudades, pero ojo, sin gritar, porque repito, no oyen.
Para presentaros lo que he hecho, os voy a hablar de otra minusvalía, la retinosis pigmentaria, que realmente no tengo ni idea en qué consiste pero la cual hace unos años tuvo su punto de noticia porque para que la gente pudiera identificar a estas personas sacaron unas chapas para que se les tuviera en consideración.
Y acordándome de esta campaña se me ocurrió la idea de hacer lo mismo utilizando unos colores parecidos y adecuando el diseño a los tiempos y a las necesidades. Les comenté a mis padres la idea y aunque a regañadientes porque les fastidia tener que ir «marcados» entendieron que en esta situación puede ser una buena idea la de avisar a la gente que con mascarilla no se les entiende y que hagan el esfuerzo de alejarse y bajársela para poder entenderse.
Para terminar y a modo de consejo. Las personas sordas al no haberse oido su voz no modulan bien la voz y a muchos no se les entiende. Por favor, conciencia. Hablarles claro, despacio, no hace falta gritar, y como he dicho antes, si se acompaña todo esto con algún gesto, mejor que mejor.