“S.L”, “S.A”, “Comunidad de bienes”, “Sociedad Civil”, “Cooperativa”, “Capital social”, “Responsabilidad limitada e ilimitada”, «Forma jurídica»… Tantas palabras y tantas decisiones en poco tiempo. Para un lado y para el otro, para arriba y para abajo con tanto término y, cómo no, siendo conscientes de que será un tema que pasará de una reunión a otra sin cesar.
Cualquier persona que tenga un proyecto en mente y lo quiera llevar a cabo a través de la creación de una empresa, sabrá de sobra todos los quebraderos de cabeza que supone la aventura. Las opiniones que proporcionan las personas expertas en la materia hasta la que te puede proporcionar una persona conocida suelen ser contrapuestas y te puedes encontrar en la situación de que la información emitida por una, se da de frente con la proporcionada por la otra.
Además está claro que hay un sin fin de letras y textos sobre el tema, pero en general no es fácil dar con una información útil y práctica.
Por si eso fuera poco, a la hora de decidir la forma jurídica, aparece por sorpresa la dichosa responsabilidad, la cual condicionará la futura relación existente entre todas las personas socias. Según la forma jurídica por la que te decantes, puede traer consigo obligaciones como responder solidariamente con bienes pasados, actuales y futuros ante cualquier situación y eso crea incertidumbre y nerviosismo, digan lo que digan. Por si ésto fuera poco, además de ser consciente de que las mil preguntas que se te pasan en la actualidad por la cabeza no tienen respuesta alguna, te ves en la tesitura de citar expresamente en una escritura cómo vas a responder económicamente por cualquier situación que pueda surgir a futuro.
Finalmente, toca determinar la cuantía del capital social a aportar, comenzando por un mínimo hasta dar con la cantidad que quieres y puedes asumir. Tras haber tomado infinidad de decisiones de gran calado, además tienes que sacar dinero de tu bolsillo y depositarlo en una cuenta corriente antes de comenzar cualquier tipo de trámite; sino, olvídate de poner en marcha nada. Por no hablar de temas de inversiones iniciales o avales bancarios, que esos mejor dejarlos para otro día.
Como podéis imaginar, el equipo de TaPuntu tuvo que pasar esa dura etapa de decisiones y soportar el nerviosismo que traía consigo, claro está. Aunque parezca misión imposible, por fin dimos con la forma jurídica más acorde con nuestra forma de ser y de funcionar, decidiendo formar una cooperativa. Queríamos crear nuestro puesto de trabajo, pero no de cualquier modo ni por encima de todo. Queríamos influir en la sociedad y la economía de la que somos parte, ofreciendo un servicio elegante y profesional y basándonos en una manera organizativa democrática, igualitaria y participativa. Buscábamos que cada participante de la organización tuviese la oportunidad de dar lo mejor de sí y que ésta se sintiese arropada por el resto del equipo, garantizando así la evolución de TaPuntu. Teniendo en cuenta todo ello, vimos que la forma jurídica con la cual podíamos venir más acorde era la de cooperativa y es por ello que optamos por ella.
Queremos aprovechar esta pequeña sección de nuestra web para agradecer la ayuda de Beñat Irasuegi de Talaios Kooperatiba, de Andoni Egia coordinador del programa Kooperatzen y de Mirene Arri de la entidad Elkarlan. Sabemos perfectamente que gracias a la información que nos proporcionaron pudimos tomar la difícil decisión y tuvimos noticia de los pasos a seguir a la hora de crear la empresa. Muchas gracias por toda vuestra ayuda, dedicación y paciencia. A ti comentarte que en las siguientes entradas del blog tendrás la oportunidad de leer más acerca del trabajo que realizan y la ayuda que proporcionan.
¡Hasta la próxima!
Más información: Talaios, Elkarlan y Kooperatzen