Ante una situación excepcional, medidas excepcionales. Eso lo teníamos claro, pero ¿por dónde empezar? Era el 13 de marzo y parece que desde entonces han pasado varios meses.
Como todas las demás, no sabíamos qué venía; y, sin saber qué es lo que viene, es difícil prepararse. En TaPuntu, que entendemos como proyecto de vida, sabemos bien lo que es el cambio constante y el reinventarse, pero esto era distinto. Una de las personas del equipo se encargó de llamar una por una a todas las personas que formamos TaPuntu para conocer su situación: ¿Qué situación preves en tu casa? ¿Es posible trabajar desde casa en tu caso? ¿Qué necesitas de TaPuntu?
Y, casi al mismo tiempo, una previsión de proyectos (¿qué proyectos tenemos cerrados? ¿cuáles pueden caer? ¿cuáles se atrasarán?) y previsión económica.
Después de hacer ese diagnóstico inicial, tomamos la primera decisión:
Lo que se pueda, cuando se pueda, si es que se puede
Teníamos claro que esta crisis de salud no provocaría que ninguna persona perdiera su trabajo en nuestro proyecto y, por tanto, que teníamos que seguir adelante con los recursos de TaPuntu, amoldándonos a la situación y haciendo posible la convivencia entre la vida y el trabajo. Y, por si esto fuera poco, intentando incidir también en nuestra red de relaciones.
Fácil de decir, pero difícil de hacer.
Tras conocer la situación de las personas del equipo, hemos puesto los recursos de TaPuntu a servicio de las personas y, en algunos casos, hemos encontrado soluciones específicas.
Cada persona ha adaptado su jornada sin ningún tipo de condición, para poder facilitar la convivencia entre la vida personal y la laboral. Esto ha supuesto un desequilibrio en cuanto al trabajo asalariado, pero ha sido aceptado de manera explícita por todas las personas del grupo. Son decisiones basadas en la confianza (en otro caso, serían inimaginables).
Los cuidados tienen su propio espacio en nuestro proyecto, pero su importancia es aun mayor en este momento. Por ello, estamos aplicando los cuidados en tres planos:
En cuanto a la actividad, la afección ha sido diferente dependiendo del ámbito. En el ámbito de la formación, por ejemplo, hemos tenido que parar la actividad casi por completo. Eso sí, hemos mantenido los cursos en abierto de la semana que viene (inscripciones abiertas), adaptándolas al formato telemático.
En los demás ámbitos seguimos trabajando con cierta normalidad. Además, estamos trabajando de manera urgente en varios proyectos relacionados con el COVID19, dándoles absoluta prioridad.
Desde antes de esta situación excepcional, organizábamos los proyectos mediante herramientas digitales y esto ha sido de gran ayuda a la hora de adaptarnos.
Estamos incidiendo en nuestra comunidad, dentro de nuestras capacidades. Por ejemplo, estamos participando en la comisión de emergencia de la red Olatukoop, con el objetivo de hacer un diagnóstico de la situación de las empresas comunitarias que somos parte de la red, y creando herramientas de utilidad para todas.
Además, estamos ofreciendo nuestra ayuda en otros proyectos que se han creado de manera comunitaria.
Estamos en una adaptación constante y creemos que el final del confinamiento será el comienzo del final, ya que a partir de ese momento tendremos aun mucho que hacer. Algunas personas dicen que todo irá bien, pero no, no todo irá bien; para empezar, porque mucha gente se está quedando en el camino y, para seguir, porque toda esta situación tendrá un impacto directo en nuestras vidas.
¡Seguiremos adelante pensando en las personas, trabajando en equipo y tejiendo redes!
¿Y cuál es el sentido de la imagen inicial?
Cuando llegamos a la nueva oficina de Usurbil nos regalaron esta orquídea. Está creciendo junto a nosotras, floreciendo, cambiando de piel y adaptándose. Está a gusto en casa, pero volverá pronto y con fuerza a su hogar.