A menudo confundimos estos dos términos, y realmente son bastante diferentes entre sí, aunque los dos son el mejor complemento del otro
Si buscamos «marca» en el diccionario, encontraremos más de un significado, pero a nivel corporativo el significado es otro. En este caso, podemos decir que una marca es la expresión del propósito que tiene una determinada compañía. En definitiva, la marca de una entidad es todo lo que rodea a la misma, desde sus valores hasta las opiniones de sus seguidores y no seguidores.
Es el conjunto de acciones que se realizan para potenciar una marca. Estas acciones, generalmente se gestionan desde fuera de la empresa, y tienen que ver con trabajos de marketing. Con estas acciones lo que se pretende es crear algo atractivo para atraer clientela y generar confianza en la antigua.
Una vez vistas las definiciones, podríamos decir que una entidad que con unos valores determinados no sea capaz de transmitirlo mediante su imagen externa, tendría un trabajo pendiente con el branding. Y del mismo modo, de nada vale tener un branding muy trabajado, si la entidad no tiene una coherencia con lo que se quiere mostrar.
A partir de aquí es muy importante que las personas que defienden la marca y las personas que trabajan en la estrategia del branding, tengan una comunicación fluida, sobre todo si la encargada del branding es una entidad externa.
Como conclusión final se podría decir que hay que invertir recursos, tanto humanos como económicos, en potenciar la marca desde su propia filosofía así como desde el exterior a través del branding. Una inversión que será la base de la expansión, del desarrollo y del futuro, en general, de una marca.