Para ti, Ainhoa.
Cuando empezó todo esto, mi pareja, que trabaja en un centro de ancianos y personas con necesidades especiales, me dijo:
“En estos casos se ve quién se pone delante del problema mirándole a los ojos, y quién se esconde”
En el caso de TaPuntu, nos hemos unido en equipo cual escudo, y estamos mirando a los ojos a la situación, nos protegemos entre nosotros a la vez que empujamos detrás del escudo para que podamos atender a los clientes lo mejor posible. En un mismo equipo, unos están empujando más que otros, unos más adelante y otros en la retaguardia. En mi caso, yo estoy en la parte trasera aportando el poco empuje que puedo dar al equipo en estos momentos.
Soy consciente de que hay situaciones complicadas en muchos hogares, y os aseguro que muchos peores a los míos. Incluso en nuestro equipo. En mi caso tengo que lidiar todos los días con dos txikis de 4 y 2 años, con todo lo que supone. De hecho, llevo 2 días para escribir este texto. Habré escuchado 2.000.000 de veces “aita”. Y como yo, mucha gente…
Sé que en otro sitio, mi imposibilidad de dar el 100% hubiera acarreado consecuencias muy duras. Pero en nuestro equipo, no. En TaPuntu mis compañeros me han hecho sentirme importante a pesar de no poder estar trabajando a jornada completa. En TaPuntu han entendido y hemos entendido desde el primer día mi situación personal, tanto la mía como la de todos y todas. Y a final de mes no se está notando mi pobre aportación, que la compensaré en cuanto pueda. En TaPuntu lo importante son las personas. Las personas estamos en el centro.
Y como desde pequeño me enseñaron a ser agradecido, MILA ESKER TAPUNTU!
Gora gu, TaPuntutarrak!