15/02/2019

Respirar es una acción totalmente fundamental. Respirar es tan básico, que casi siempre lo haces automáticamente, sin darte cuenta. Pero hay ocasiones en las que tienes aire en los pulmones, sin ser consciente de que has dejado de respirar.

Cuando quieres cerrar ese proyecto que tienes a punto, cuando ese otro que está en marcha te da quebraderos de cabeza, cuando clientes y proveedores te ‘persiguen’, cuando fuera del trabajo tienes mil quehaceres, cuando no sabes decir NO, cuando la velocidad del día a día te envuelve, cuando pasas demasiado poco tiempo con esas personas a las que quieres, cuando ya no tienes interés sobre aquello que antes te hacía ilusión, … has dejado de respirar. Has llegado poco a poco a ese punto, pero más vale que salgas cuanto antes, si no quieres ahogarte.

Y de repente llegamos al fin de semana pasado. Las personas que formamos TaPuntu pusimos freno a esa rueda que no para, y fuimos de fin de semana a la casa rural La Aldaia de Urbasa de Eulate. En un principio, y haciendo una lectura racional, no parecía la mejor situación para disfrutar de la belleza de Urbasa. En Urbasa se encuentran entre otros, el nacedero del río Urederra y el mirador de Ubaba (o Balcón de Pilatos), y aunque mi cuerpo estuviera presente, tenía dudas de si mi cabeza lo estaría o no. Y resulta que estando en aquel lugar me encontré con un grupo de personas a mi alrededor.

Y volver a respirar no es un proceso rápido, pero estos dos días ayudaron para ello. Para conocer y entender mejor a quien tengo a diario a mi lado, para relativizar las cosas, para renovar viejas ilusiones. Y al final, volví a respirar de nuevo, para afrontar lo que viene.

En esta sociedad que cada vez es más individualista, entendernos mutuamente más allá de nuestras diferencias, complementarnos y formar grupo, no es fácil. Y estoy realmente contento y orgulloso de ser un punto de este grupo que formamos.