Últimamente tengo la sensación de vivir en constante movimiento y a gran velocidad. Como si se tratase de una obra de teatro en la cual tengo un papel protagonista y durante el día puedo llegar a recorrer mil escenarios y situaciones diferentes. En ocasiones, puedo llegar a prever lo que viene; en otras ocasiones, en cambio, no lo puedo llegar ni a intuir y lo único que sé es que he desarrollado una capacidad increíble para buscar soluciones a todos esos imprevistos que me pueden llegar a surgir.
No cabe duda que todo ello ha traído consigo aspectos positivos (por ejemplo, el desarrollo de ciertas competencias personales y profesionales) pero a su vez, también puede acarrear ciertos riesgos. El mantener ese ritmo tan alto me puede generar niveles de estrés y ansiedad no recomendados, pero lo que es peor, que llegue a vivir muchas situaciones que no tengan ningún tipo de repercusión en mi, perdiendo por completo una oportunidad de aprendizaje. El contar con tanta información e inputs hace inviable el hecho de darse cuenta de la situación y llegar a sacar tus propias conclusiones.
Es por ello que de vez en cuando viene bien tener la oportunidad de escuchar a alguien o algo que frene por completo ese ritmo de vida. De repente, todos los avisos y deberes que están danzando en tu mente desaparecen, y tienes ante ti una oportunidad increíble para parar, aprender, reflexionar…
Lo ideal sería poder hacerte esa pregunta cada día y además, poder llegar a responderla, pero siendo realistas, se de sobra que no lo vas a hacer, así como que yo tampoco lo voy a hacer.
Aún así, por casualidad hace dos días viví una situación que me hizo reflexionar sobre todo esto:
En concreto, ocurrió en la jornada Nortasuna Sarean cuando escuché la siguiente frase a Josu Bergara de la Agencia de Comunicación y Publicidad Burutü:
«En Burutü, intentamos diferenciarnos de lo que hace el resto para poder conseguir resultados diferentes».
Sé que habrá personas que acudieron a la jornada y que tras escuchar la frase no llegaron a pararse a pensar en ella; tengo que confesar que en ese momento desapareció todo lo que estaba ante mi y tuve la oportunidad de reflexionar sobre ello. ¿Podemos hacer frente a este reto en lo que a marketing se refiere?, ¿a cruzar límites y apostar por lo desconocido?, ¿a inventar aquello que el resto no hace y llegar a publicarlo?, ¡quizás ahí está el kit de la cuestión!
Dejando atrás el mundo del marketing, sé de sobra que será una idea que llegaré a aplicar incluso en otros aspectos de la vida, pero para ello más me vale tener dosis de sobra de valentía y creatividad.
Para finalizar, ¡mil gracias Josu por ayudarme a parar, a aprender y a reflexionar!